sábado, 16 de abril de 2011

jueves, 14 de abril de 2011

miércoles, 13 de abril de 2011

Era una noche fría y húmeda, tan solo un par de estrellas en el cielo iluminaban su dulce rostro.

Sus manos acariciaban mi pelo, enredando cada mechón entre sus cálidos dedos, mientras sus oscuros ojos atravesaban los míos, fundiéndose en una eterna mirada.

Tras una pequeña fracción de segundo, sentí que sus ojos se perdían y abandonaban los míos.

Lentamente sus delicados labios rozaron mi cuello, provocando el estallido de millones de mariposas en mi estómago.

Estos comenzaron a ascender, con suaves y dulces besos recorriendo todo mi cuello, como si de una sinfonía se tratase, rítmicos y melodiosos.

Mi mente solo me pedía que parara, pero mi cuerpo no parecía pensar lo mismo, pedía mas besos, pedía mas de el.

La lluvia fina y ligera comenzó a caer sobre nosotros, las gotas se deslizaban libremente por nuestros rostros, cruzando mis ojos cerrados como si de un rió se tratase, descendiendo por mi respingona nariz, sintiendo como a pesar de la lluvia sus labios seguían el mismo recorrido mientras me acariciaba la mejilla suavemente.

Todos mis pensamientos se congelaron cuando nuestros labios por fin se encontraron.

Un sabor cálido y agradable se fundió en mi boca. Ese tipo de sabor que nunca se olvida. Sus besos cortos pero intensos seguían deleitándome mientras la lluvia seguía corriendo sobre nuestros labios. Parecia como si el mundo no existiese, me olvide de la lluvia, de la hora, del frió de la oscura noche, solo existíamos nosotros.

Mis manos agarraban fuertemente sus hombros, no quería que se fuera, no quería que ese momento terminara nunca, mientras sus cálidas manos se aferran a mis mejillas.

Sentí su sonrisa en mis labios, parecíamos dos niños, jugando bajo la lluvia con su nuevo par de botas de agua.

Comenzó a despejar de mi cara los mechones de mi pelo mojado y poco a poco se fue acercando otra vez a mi cuello, sentía su respiración entrecortada, a veces incluso nerviosa, mientras se iba acercando al lóbulo de mi oreja.

Una vez llego a donde pretendía, muy bajo y muy pegado a mí oreja, me susurro: te quiero.

Mi corazón se aceleró como si corriendo de mi pecho se fuera a escapar, necesitaba sentirlo, necesitaba verlo, no podía aguantarme mas, quería abrir los ojos para poder ver su risueña sonrisa o sus sonrojadas mejillas, que tanto me gustaban.

Cuando me decidí a abrirlos, una extraña sensación recorrió mi cuerpo, a la vez que mi tonta sonrisa se borraba de mis labios, cuando sus fríos e inexpresivos ojos azules atravesaron los míos, como si un puñal acabara de atravesar mi corazón.

domingo, 10 de abril de 2011

Los Puentes de Madison

Y vuelves a atrapar mi tristeza para esconderla en tu bolsillo, para alejarla de mi… De nuevo has sembrado el jardín de mis pesadillas con nuevos sueños, con otras esperanzas, yo sigo llena de amor por todo aquello que te pertenece, llena de celos por todo lo que te roza y me quita un trocito de ti… Y tú sigues aquí, entregándome la vida en cada suspiro, suplicando por mis besos sin saber que ni siquiera tienes que pedirlos, porque son tuyos, porque yo ya no soy mía, sino tuya.

sábado, 9 de abril de 2011


Cuéntame todo, escribe todo, garabatea en un cuaderno, envíame un e-mail... no importa, pero yo quiero saber todo. Así estaremos siempre juntos, aunque estemos separados. De esa manera, cuando menos lo esperemos...nos volveremos a ver.